La Vuelta a Colombia ha sido la competencia que empezó la fiebre de ciclismo en nuestro país. Es, seguramente, la carrera que forjó toda una historia que se escribe con cada pedalazo y que significa el origen de una pasión que hoy nos tiene como uno de los mejores países del mundo.
Puedes leer: Daniel Felipe Martínez relató cómo fue el altercado que lo dejó en el hospital
En sus inicios, esta competencia albergaba a los mejores del planeta, juntaba a todo un país, de hecho lo paralizaba alrededor de una radio o de un televisor para saber quién sería el vencedor, quién conquistaría las difíciles carreteras colombianos, que no dejaban de atragantarse de los músculos de los corredores, que a su vez alimentaban sus espíritus de fuerza…
Ahora, si la gente se entera de quién ganó, ya es toda un triunfo. La Vuelta a Colombia llegó a tal punto que, difícilmente podrían traer a algún equipo continental profesional. Alta contradicción con lo que demuestran nuestros escarabajos en el mundo. Ahora, cuando se realizó la Carrera Colombia Oro y Paz 2.1, la cual fue un éxito, se pensó que la Vuelta a Colombia, dado su peso histórico, comenzaría a levantarse.
Pero no fue así. Resulta que, contrario a eso, la competición recibe otro duro golpe, pues se había establecido que la carrera contaría con 14 etapas, 2 más que en 2017, es decir que se realizaría del 5 al 19 de agosto, pero ahora será del 7 al 19 y además de ello, la Federación Colombiana de Ciclismo la ha sacado del calendario de la UCI.
Ante esta situación, solo se puede decir que la Vuelta a Colombia sigue en declive y no hay visos de recuperación. A pesar que la Colombia Oro y Paz fue un gran éxito, es inaceptable que el precio de ese éxito, la pague una de las carreras que extraña el mundo y por supuesto, el aficionado colombiano.
La pregunta es ¿Por qué inyectar todo el esfuerzo a una nueva competencia y dejar morir a una histórica?¿Por qué no tener ambas en la cúspide del ciclismo?
Te puede interesar