El emotivo discurso de Egan Bernal. El colombiano, campeón del Tour de Francia y hoy principal referente de la nueva generación de ciclistas en el mundo, recibió su emotivo homenaje.
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El de Zipaquirá llegó a su hogar, sin intermediarios políticos, sin caravanas ni nada por el estilo. Un deportista diferente en todos los sentidos, por lo que genera tantas aficiones y más luego de hacer historia en el deporte de más gloria para Colombia.
Posterior a ganar la Grande Bouclé, Egan tuvo que cumplir compromisos de corte comercial y llegó a correr unos critériums, terminando con la Clásica de San Sebastián en la cual se retiró, justo descanso.
Sin embargo, ganó algunas carreras y puso paso firma a Colombia, tenía ganas de llegar al país y entregar la primera camiseta amarilla a nuestra tierra, luego de años de intentos.
El día de su homenaje, tenía claro que él era el centro de atención, pero que a pesar de ello no quería la atención de todo. Paradójico, pero en toda suma, admirable.
Supo aprovechar los focos para agradecer a todos, para recibir preguntas, para responder, para llenar de ganas a los más pequeños y recurrir a los micrófonos para decir que ellos son los que necesitan más apoyo.
Así fue el emotivo discurso de Egan Bernal
Dedicó la primera parte de su día, a honrar la memoria de Bjorg Lambrecht, quien falleció en una carrera, en el Tour de Polonia y con quien había compartido competencias, siendo de la misma edad.
Además se tomó la molestia de engrandecer y reconocer la labor de Nairo Quintana, uno de sus ejemplos, al igual que los históricos que asistieron al evento en Zipaquirá.
LLegó en bicicleta, saludó a todos los que se le acercaban y lejos de ser presumido con la victoria o de llenarse la boca con augurios impropios de un deporte como el ciclismo, tomó la vocería en un momento dado y habló de su camino.
Sí, el camino que inició en Zipaquirá, cuando, según él, nació como cualquier otro joven, en una familia normal y alentó a todos con este emotivo discurso:
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