Uno de los corredores más importantes de los últimos años, como lo es Chris Froome, lo ha ganado todo en cuanto a las grandes vueltas, sin embargo, aún tiene escépticos que no le creen como deportista.
El líder del Team Ineos se enfrentó a los puertos más duros del mundo en el Tour de Francia, Giro de Italia y la Vuelta España. No obstante, hay algo que el nacionalizado británico, no logra pasar: la incredulidad acerca de su honestidad deportiva.
Cuando se habla de dopaje en el ciclismo, es difícil no echar la mirada hacia atrás y revisar, tan solo por encima, el caso más sonado de toda la historia de este deporte, Lance Armstrong. Justamente a eso se refiere el cuatro veces campeón del Tour de Francia, cuando la prensa o los aficionados más escépticos se refieren a él o hacen un símil entre el norteamericano y él:
«Todavía nos estamos justificando por aquello -el caso Armstrong-. Han pasado por lo menos 15 años y aún estamos hablando de eso. Hizo mucho daño. Esa época ha dañado el deporte, pero creo que hemos cambiado de página. No creo que hubiera podido ganar el Tour de Francia cuatro veces si no hubiera cambiado», dijo Froome.
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Sin embargo, el ciclista que, esta próximo a cumplir el 20 de mayo sus 35, tiene que vivir con los cuestionarios y las preguntas malintencionadas hacia él sobre los posibles casos de dopaje mecánico o incluso el sonado caso por salbutamol durante el 2017 y parte del 2018:
«Es un reto superar la negatividad que produce tener que responder año tras año las mismas preguntas de los escépticos. ¿qué podemos hacer? Simplemente seguimos adelante y sabemos que lo estamos haciendo bien. No tenemos nada que ocultar»