Un poco de historia. Cuando hablamos de escarabajos en el ciclismo, se refiere a todos aquellos ciclistas que escalan montañas… por lo que escalador podría ser otro concepto aceptado. De hecho a los escaladores colombianos se les dice escarabajos y todo empezó en 1954, gracias a Ramón Hoyos Vallejo y a un error de un comentarista deportivo.
La historia es apenas fascinante. Corría la segunda Vuelta a Colombia de la historia y, según cuenta el periodista de El Espectador, Thomas Blanco Lineros en su nota, que vieran a Hoyos Vallejo era un desparpajo, era un «ciclista de tercera, habiendo ciclistas de primera a quienes patrocinar».
Pero aquel que nace para hacer lo que más le gusta hacer y se mete en la historia, tiene que tener mucho de vocación y de terquedad. De hecho, cuando el periódico en mención, envió a Gabriel García Márquez a contar la historia de este ciclista colombiano, Hoyos Vallejo le dijo al Nobel colombiano que:
«cuando me llevaban a la escuela traté de saltar una quebrada —habiendo podido pasar por el puentecillo— y caí despatarrado dentro del agua. Aquella caída —que considero como mi primer accidente— fue ocasionada por mi natural, irreprimible y afortunada vocación de andar siempre demasiado aprisa»
Debido a esa terquedad, en esa Vuelta a Colombia, Hoyos Vallejo tropezó con una roca y fue a dar al piso perdiendo el conocimiento. El hombre se levantó y como buen ciclista, no le importó el dolor, sólo quería terminar la carrera. Estaba descalificado, pero la terminó. Un golpe de suerte lo regresó a la competencia, al enterarse que un general sí había sido reintegrado a la Vuelta y que por lo tanto él también podía.
Magullado, Hoyos Vallejo le llegó a rueda del francés José Beyaert en pleno ascenso al páramo de Letras luego de haber iniciado la carrera minutos después que los demás, pasando rivales por doquiér. La emoción de los comentaristas fue tal que José Enrique Buitrago dijo, embriagado de adrenalina: “¡No es un humano, es un saltamontes en bicicleta!”. O al menos eso pensó decir, porque la verdad es que dijo: “¡No es un humano, es un escarabajo en bicicleta!”.
Gracias a ese comentario es que a los ciclistas escaladores se les dice escarabajos… Claro, podrán existir otras creencias, pero eso no le quita lo interesante a esta historia.