Su año sin equipo, para Nairo Quintana, fue un mundo nuevo, no el mejro, no el que él hubiese querido, pero también deja enseñanzas por lo que el colombiano se sincera y deja un reflexivo mensaje de lo que aprendió en este tiempo.
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Crisis tienen muchos en su vida, probablemente todos, unas más fuertes que otras, pero podríamos decir que el ser humano tiene que pasar en algún momento por una tormenta. Son instantes complicados, a veces decisivos, que cambian el rumbo.
«…y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro que la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa si es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso trata esta tormenta», diría el afamado autor nipón Haruki Murakami.
Algo así le pasó a Nairo, quien luego de luchar, tal vez erróneamente, durante un tiempo, quiso aflojar y al final dejó que las cosas pasaran. Llegó al Movistar y una vez pisando tierra firme pudo mirar atrás y recoger los aprendizajes de haber pasado por un desierto, por un limbo.
En medio de la presentación del Movistar Team, el corredor colombiano dedicó unas reflexivas palabras a su temporada sin competencias, sin ser profesional y dijo esto:
«Muchos momentos pasan cosas tan bonitas en la vida que a veces nos las valoramos, no logramos digerirlas y siempre buscamos más y más. Lo que me ha enseñado es que tengo que disfrutar más de los bonitos momentos. Cuándo menos piensas, no tienes lo que quieres y te hace reflexionar. Hay que vivir la vida y disfrutar».
Ahora, Quintana mira al frente y lo que se encuentra es el futuro como corredor del Movistar… él sabe que tiene una gran oportunidad, una única chance y habrá que aprovecharla. Los aprendizajes lo ayudarán a impulsarlo.