Escuchar hablar a Iván Ramiro Sosa, rememora aquellas grandes historias de los escarabajos que están corriendo en las carreteras del mundo. Se le nota la humildad a leguas y para él eso es suficiente y necesario para honrar las enseñanzas de su padre, don Antonio Sosa, agricultor de Pasca, Cundinamarca.
Pero Iván es más que una voz y un espíritu humilde: él es fuerza, sacrificio, futuro, alegría y orgullo. Hablar con él, es hablar con un futuro campeón, ese que ahora toma su presente con calma y no alardea de lo que ha conseguido… No es su estilo y al parecer no lo será. La carretera y la bicicleta son sus verdaderos lenguajes y allí conversa, dialoga con su pasión que es la bicicleta, el ciclismo.
No es un secreto para nadie, pero creer en el ciclismo en Colombia significa sentarse a esperar un milagro que, de suceder, ilumina a todo un país, pero muchas veces se queda en deseos. Tal vez esas eran las sensaciones de don Antonio quien, testigo de las grandes épocas del ciclismo colombiano, no le convencía del todo que Iván Ramiro se dedicara a ello. Pero luchando contra la especulación e incredulidad le dio a su hijo un empujón, a través de un acto de fe que hoy agradece.
Los inicios los cuenta el mismo Iván. No han pasado muchos años la verdad y pareciese que al referirse de eso, contara una historia que sucedió hace apenas un par de meses, pero aconteció cuando promediaba los 14 o 15 años de edad:
Iván Ramiro solo en 2018 ganó tres competencias a nivel internacional: Tour de Bihor, Tour de Sibiu y la primera edición de la Adriatica Ionica. Esta hoja de vida rememora, para no ir tan lejos, al del gran Egan Bernal, quien ahora se ha sumado al poderoso Sky y se le califica como el pilar de la nueva generación de ciclistas.
Pero el inicio de su exitosa y prometedora carrera comenzó en varias carreras de su municipio. El salto de calidad la hizo en el Tour del Porvenir:
El futuro le sonríe al de Pasca, su presente aún más. El deseo de pasar al World Tour no lo oculta, pero se mantiene firme en el equipo que le ha dado la oportunidad de brillar, el Androni Giocatelli, donde tuvo la oportunidad de compartir con Egan: “Él me daba consejos durante las carreras y yo podía ser su gregario. Ahora que no está, ya me han dado la chance de ir adelante en las carreras”.
Su gran sueño es ganar un Tour, una Vuelta o un Giro… algo que, con un poco más de preparación y experiencia no estará lejos. Por ahora, sus próximos serán estos:
Volver a escuchar a don Antonio Sosa, significa apostar por un futuro brillante, otro que se forjó en el campo, a punta de tomate de árbol, de tierra, de aire puro y de mucho, mucho esfuerzo… tal como se han formado todos los escarabajos colombianos.