Romain Bardet aún no se puede creer que se ganó la etapa 1 del Tour de Francia 2024 y que, por lo tanto, se convierte en el primer líder de la competencia, un premio que no pensó que le llegaría tan rápido en esta edición, así que estas fueron sus palabras.
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Apenas un año atrás, Romain se retiraba en la etapa 14 del Tour, una decepción total y su última imagen sentado al costado del camino, desairado, mirando a un punto incierto y una desazón magnánima, no daban buenas sensaciones.
Sin embargo, decidió correr su última ronda francesa, esta. El año próximo se retira y exactamente antes de la edición 2025. Así que esta carrera en su país, la más importante del mundo, era especial, bastante especial y el destino lo premio con un gesto tan grande como el significado de esta cita.
En un día enorme, entre Firenze y Rimini, de 206 km, Frank Van de Broek, su gregario y mejor aliado para su victoria de hoy, le allanó el camino para que Romain pudiera rematar y a tan solo 5 segundos, vencer al pelotón que pasó frustrado, detrás de los dos DSM.
Liderato para Romain Bardet y unas palabras significativas al respecto:
«Es una locura como, en el ciclismo, a veces puede suceder lo inesperado. Ésta ha sido la primera vez que llegaba al Tour de Francia sonriendo. Desentenderme de la general me ha quitado un peso enorme de los hombros. Por fin me siento yo mismo; por fin puedo correr sin mil cosas en la cabeza.
Traía marcada esta etapa. Intenté entrar en la fuga un par de veces, pero fue justo el siguiente movimiento el que fraguó; y estaba bien, porque en él iba mi compañero. En el momento de mi ataque, estaba viendo a la gente sufrir y yo me sentía muy bien.
Pese a no conocer bien el recorrido, decidí lanzarme porque no tenía nada que perder; como mucho, cedería unos minutos en meta. Gracias a Frank [Van den Broek] he podido llegar a cabeza de carrera, y después él ha estado fortísimo para llevarme delante y trabajar juntos para conseguir esta victoria. Hemos peleado contra un viento de cara terrible. Rodábamos a 46 ó 47 kilómetros por hora y era infernal, increíble.
Frank se merece el triunfo tanto como yo; es un talento excepcional. No me doy cuenta de lo que he conseguido; estoy sin palabras. Nunca me hubiera atrevido a soñar siquiera con un escenario como éste. Vestir el maillot amarillo era el gran objetivo de mi vida deportiva, pero ya había renunciado a él; casi que había vivido el duelo de no conseguirlo jamás después de rondarlo tantas veces. Esto me ha demostrado que debo correr más por instinto. Ahora que mi carrera deportiva se acaba, espero poder descubrir mi auténtica naturaleza».